Reflexiones para tí.

BÁSTATE MI GRACIA

Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad.  2Corintios 12:9

PortadaJEl violinista Itzhak Perlman subió al escenario para iniciar su concierto en el Lincoln  Hall de Nueva York. Como había padecido de poliomielitis, tenía que subir con la ayuda de soportes y muletas. Se sentó, colocó las muletas a un lado, desprendió los soportes y tomó su violín. La audiencia esperaba en silencio mientras Perlman se preparaba, le daba la señal al director y empezaba a tocar. Pero ese día algo salió mal. Al terminar la introducción de una de las piezas, se rompió una de las cuerdas de su violín. El público se horrorizó. Todos esperaban ver al violinista colocarse los soportes, apoyarse en sus muletas y salir a buscar otro violín o a reemplazar la cuerda rota. Sin embargo, Perlman cerró los ojos y le indicó al director que iniciara de nuevo. La orquesta inició y Perlman continuó tocando con pasión y vehemencia.

Dicen que no se puede tocar una pieza sinfónica con solo tres cuerdas, pero esa  noche Itzhak Perlman se negó a reconocer ese dicho. La multitud se asombró al verlo recomponiendo la pieza, cambiando los arreglos y la cadencia, modulando y sacando sonidos que daban la impresión de que no existían hasta aquel momento. Al finalizar, la audiencia se volcó en ovaciones y loas. Entonces Perlman levantó su arco en señal de silencio y dijo: “¿Saben? A veces es tarea del músico descubrir cuánta música puede hacer con lo que queda”.

Tú y yo somos instrumentos imperfectos, violines de tres cuerdas, en las manos del  Violinista divino. Si te sientes incompleto e imperfecto, recuerda que Noé se emborrachó, que Abraham era muy viejo, que Jacob era mentiroso, que David fue un asesino, que Jonás huyó de Dios, que Pedro negó a Cristo, que Eutico se durmió en la iglesia, en fin… La verdad es que todos tenemos una cuerda rota…

Mira lo que dice Pablo: “Gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades,  para que permanezca sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9, NVI). Es decir, aceptaré mis limitaciones para que la gracia divina actúe poderosamente en mí. Sí, soy un violín al que le falta una cuerda; pero estoy en las manos del mejor Maestro: Cristo Jesús. Él trabajará con lo que queda de mí.

#SoyunInstrumentodeDios

Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2016
“Visita mi Muro, 366 Mensajes que Inspiran”
Por: J. Vladimir Polanco






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